De siempre, de niño siempre he visto a este hombre por la Hermandad. Ya cuando uno empieza a interesarse por el mundo de los Costaleros del Misterio, cuando uno entra en la Cuadrilla, ya no te puedes olvidar de èl. Muchos de vosotros que llevais màs años y como no, nuestros Capataces y Contraguìas seguro teneis miles de anècdotas que creo merecen ser contadas en este rincòn que espero sirva de Homenaje a este insigne Pilatero.Os dejo unas palabras de Carlos Moràn a su amigo:
A la memoria de Antonio Herranz González “El colorao”
Queridos amigos, los que lo conocimos sabemos que clase de hombre era, trabajador, honrado, cariñoso y con una sabiduría costaleril impresionante por haberse llevado formando parte de las cuadrillas de costaleros profesionales durante veinte ocho años, en la cuadrilla de Vicente Pérez Caro y la del Moreno, que fue compañero de trabajadora en la cuadrilla de Vicente. Gracias a él todos los Martes Santos era el que hacìa casi todos los costales de la cuadrilla y su experiencia la ponía al servicio de todos nosotros, dándonos explicaciones de còmo había que pasar por las calles donde deberíamos quitarnos de enmedio por que eran calles que daban mucho Jabón y daba gusto cuando nos contaba sus batallitas de cuando èl salía debajo de las trabajaderas. Lo que pasaban hasta llegar el Sábado Santo y poder ir a cobrar para poderle dar un pequeño achuchón a su casa, había años que se compraban un frigorìfico con el esfuerzo de haber sacado siete cofradías, un recuerdo entrañable de su amigo y compañero Carlos Morán.
A la memoria de Antonio Herranz González “El colorao” queridos amigos los que lo conocimos sabemos que clase de hombre era, trabajador, honrado, cariñoso y con una sabiduría costaleril impresionante por haberse llevado formando parte de las cuadrillas de costaleros profesionales, durante veinte ocho años, en la cuadrilla de Vicente Pérez Caro y la del Moreno, que fue compañero de trabajadora en la cuadrilla de Vicente, gracias a él todos los Mares Santos él era el que hacia casi todos los costales de la cuadrilla y su experiencia la ponía al servicio de todos nosotros, dándonos explicaciones de como había que pasar por las calles donde deberíamos quitarnos del medio por que eran calles quedaban mucho Jabón y daba gusto cuando nos contaba sus batallita de cuando el salía de bajo de las trabajaderas, lo que pasaban hasta llegar él Sábado Santo y poder ir a cobrar, para poderle darle un pequeño achuchón a su casa, había años que se compraban un fregorico con el esfuerzo de haber sacado siete cofradías, un recuerdo entrañable de su amigo y compañero Carlos Morán
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