Señor mío de la Calzada,
que resguardas en el cielo
a tantos amigos míos
que han sido tus costaleros,
déjame que les dedique
la más tierna chicotá
que recuerden que en la tierra
aùn perdura su amistad.
Y déjalos que ellos manden
por delante de tu paso,
sean eternos capataces
para tu orgullo y regalo,
déjalos pasear conmigo
la tarde del Martes Santo
¡Ay déjalos Padre Mío
que estén aquí por un rato!
Deja que pueda besarlos
y recordar la Alegría
de la pata que dejó
nuestro hermano contraguía.
Jesús Manuel Rocha Ortiz
jueves, 25 de febrero de 2010
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No hay medicina mas dulce ni mas efectiba para el dolor del alma que el cariño y el recuerdo que le mantinenen sus hermanos de costal, de trabajadera, de cantara de agua y de tantas horas vividas juntos todos con "Alegria"
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