Queridos hermanos en Cristo, el veintidós
de Julio del pasado año, tuve una llamada,
que no pude rechazar, repentinamente
Ntro. Padre Jesús de la Presentación, el Stmo.
Cristo de la Sangre y Ntra. Madre de la Encarnación,
tuvieron a bien recogerme en su seno y
ahora desde entonces estoy con ellos, preparando
una cuadrilla de ángeles con mi Lolo, el Moore y
muchos que por aquí andamos.
El día de mi despedida estuvisteis todos junto
a mi familia, dándome el ultimo adiós, todos cuantos
me apreciabais, estabais allí, apoyando en el
duro trance a mi familia, recordando anécdotas y
buenos ratos ocurridos en mi discurrir con todos
ustedes en nuestra amada Hermandad.
Este Martes Santo pasado, ha sido el primero
que no he estado físicamente con mi gente, pero
si en la memoria de muchos y desde el balcón del
cielo he visto que me habéis recordado en toda la
estación de penitencia, incluso la dedicatoria y la
grandiosa entrada en campana que realizasteis con
el corazón.
Ya el martillo ha dicho ¡Ahí queó! he arriao
el paso y ya descanso junto a Ntro. Señor, siempre
pendiente de mi gente, a la cual desde el
cielo siempre les echaré una mano en las trabajaderas
y en el transcurrir de la cofradía, me despido
de todos y os espero en el cielo, pero no tened
prisa.